4 dic 2010

Capítulo 36: ¡Vaya noche!

(SIENTO NO HABER ESCRITO EN ESTE TIEMPO, ESPERO QUE LA ESPERA HAYA MERECIDO LA PENA, AUNQUE LO DUDO. MUCHÍSIMAS GRACIAS A AQUELLOS QUE ME HABÉIS APOYADO CON VUESTROS COMENTARIOS DEFENDIÉNDOME, CON VUESTROS PRIVADOS, POR VUESTRA ILUSIÓN. GRACIAS, DE VERDAD, ¡SOIS LA RAZÓN POR LA QUE SIGA ESCRIBIENDO! :D)
Al entrar vi casi el doble de ambiente que hacía una media hora. Estaba claro que el alcohol comenzaba a hacer efecto en todos los invitados, ya que había un grupito de chicas subidas en una tarima "bailando" (o más bien dando tumbos). Sonaba In My Head, el remix. Fui como pude hacia la barra, ya que localicé a un grupito de chicas rodeando a alguien, y deduje que era él, teniendo en cuenta la reacción producida en ellas a nuestra llegada.
Y, por supuesto, no me equivocaba.
-Ay, de verdad, ¡últimamente te vemos poquísimo! ¿No fuiste a la fiesta de Wiki?-dijo una, si no recuerdo mal se llamaba Lara.
-Es que he estado aprovechando el tiempo con mi...-cuando me acerqué al corrillo, Jaime sonrió y me cogió por la cintura.- novia, Carmen.
-Hola, chicas. Encantada.-sonreí, amable. Aunque en realidad me moría de ganas de irme de allí, me sentía como un ratón de experimentos, observada con ojos críticos mientras que el grupo pensaba e la forma de boicotear nuestra relación (lo sé, lo vi en sus ojos).- ¿Podemos hablar, Jaime?- le dije con la mirada que nos alejáramos de allí lo más pronto posible. Comprendió al instante.
-¡Vámonos! -las chicas suspiraron entristecidas al darse cuenta de que Jaime estaba pillado. El cincuenta por ciento de ellas me miró con cara de odio. El veinticinco con envidia, y luego tres o cuatro chicas me sonrieron. Las imité, y me alejé del centro de la pista con Jaime muy cerca de mí.
-Me tendría que ir ya, lo siento... -comencé, con pocas ganas. Me cogió de la mano y me sacó de la discoteca.- Son las tres...
Me besó descontroladamente. Me sorprendió su arrebato de amor tan repentino, pero no estropeé el momento. Le seguí el juego. Nuestros labios se compenetraban a la perfección, olían al regusto de sal tras los chupitos de tequila. Me encantaba cada milímetro de su cara, cada parte de su cuerpo: sus ojos verdes, su nariz algo grande, sus orejas pequeñas, su amplia espalda, sus brazos fuertes, su ropa, su pelo, sus manos, sus piernas, él en conjunto me volvía loca. Me sentí algo ebria, había bebido algo más de la cuenta, y mi cabeza me daba vueltas. Él tampoco estaba muy bien, aunque jamás borracho. Pero estaba lo suficientemente contento como para besarme de ese modo abrasador en medio de la calle. No me importaba, sentía que las calles eran nuestras y que solo dependíamos el uno del otro. ¿Eso era amor? Es un poco difícil enamorarse en tan poco tiempo, pero nada es imposible. Puede que solo sea atracción, sex-appeal, necesidad. Pero lo importante es que no podíamos separarnos el uno del otro.
Sus manos recorrieron mi espalda, hasta llegar a mi culo, en donde se quedaron. No opuse resistencia. Le cogí la cara con una mano y me enganché a el con el otro, mientras me besaba apasionadamente, sin reparo. Lo hacía tan bien...
Algo dentro de mí se revolvió. Sabía que no estaba haciendo lo correcto, sabía que debía ser sensata, pero mi sentido de la responsabilidad se había escondido tras la quinta copa. Solo importaba que me besara el tiempo que hiciese falta, que fuera totalmente dependiente de él toda la noche, que no nos tuviésemos que despedir jamás.
-¿Vienes a mi piso...? Está cerca de aquí... -susurró mientras me besaba el cuello.
Eso me despertó totalmente. No quería hacerlo ahora, no me sentía preparada... No quería.
-Nno debo... -contesté, con un hilo de voz. El momento se estropeó. Él entró en razón, y se separó de mí lentamente. No me soltó la mano, pero me dejó de besar. "Mierda. La he cagado".
-Tienes razón. Lo siento mucho, Carmen. No estoy muy... -se excusó. Le abracé.
-Ni te preocupes.
Nos quedamos un rato abrazados, mientras él me acariciaba el pelo. Me estremecí de placer.
-¿Sabes qué? -dijo tras unos minutos de silencio. Le miré irónica.
-¿No irás a decirme "te quiero", verdad? -pregunté, mientras me reía. Él me miró muy serio.
-¿Es que no lo puedo decir? -contraatacó. Me sonrojé.
-Queda muy peli Disney, ¿no te parece?
-¿Y a quién le importa como quede? ¿Es que no te gustaban las pelis de princesas?
-Mi madre me solía decir que no debía creer en esas películas tan falsas, porque acabaría queriendo ser una. Y como que es un poco complicado en este mundo... -respondí, audaz. Sonrió.
-Tu madre es muy lista. Pero hay algo con lo que no contó...
Me quedé un instante pensando en el corte que me iba a soltar.
-A ver, sorpréndeme. ¿Con qué no contó?
Me miró muy dulcemente, y se acercó a mí.
-Que... -susurró. Sentí su aliento muy cerca de mis labios. Estaba deseando besarle, pero me quedé muy quieta.
Pasaron unos segundos eternos. Se empezó a reír.
-Te lo digo cuando lleguemos a tu casa.
Le pegué con el bolso, y empezamos a reírnos muy alto, tanto que creí que nos iban a denunciar por escándalo público a altas horas de la noche. No nos importaba como nos mirasen, ni lo que dijeran sobre nosotros. Me sentía totalmente feliz, radiante.
En un momento dado, después del calor de los besos y las risas, comencé a tiritar. Me puso su jersey sobre los hombros, y me negué mil veces, porque se moriría de frío. Me sobornó con que no me hablaría nunca más en la vida. Accedí a llevarlo, obviamente, aunque sabía que aunque no me lo pusiera, me hablaría igual.
Llegamos en quince minutos a mi portal.
-¿Quieres entrar un ratito? Son y veinte y no me apetece ir a casa todavía. Venga... -le pedí con voz suplicante. Sonrió y me revolvió el pelo.
-Tendré que hacer el esfuerzo... Que rollo.
Fingí que me picaba con él.
-¡Ah, bueno, si te cuesta tanto llamo al portero para que me haga compañía! Hala, vete, vete, con tus "amiguitas", que seguro que te lo pasas mejor que conmigo...
Me miró sorprendido.
-¡Que era broma! No te enfades... -puso voz melosa. Seguí con mi monólogo.
-No, no, que te lo pasarás mejor, que están más buenas que yo, y fíjate, ni tendrás que convencerlas para que se queden contigo, son algo fáciles... -me calló con un beso. Le abracé, y comenzó a jugar con mi pelo.
-Entremos...
Cerré la puerta, y nos tumbamos en el sofá del recibidor. Me tumbé yo primero, y él se abalanzó sobre mí. Comenzó a besarme las mejillas, el cuello (provocando un temblor en mi cuerpo), la base de mi cuello, el escote, los brazos. Me sentía fuera de mí. No me forzaba a hacerlo, pero me apetecía. Me sentía con ganas, con ilusión. No nos daría tiempo, por desgracia.
De repente habló mi subconsciente por mí.
-¿Por qué yo?
Se detuvo. Nos quedamos en silencio.
-¿Lo he dicho en voz alta?
Asintió.
-Efectivamente.
Me sonrojé.
-Lo siento... -me había pillado.
-Calla. -me interrumpió. Me cogió de la mano.- ¿Por qué tú que?
Me quedé callada. Insistió.
-¿Qué dudas tienes, Carmen?
-¿Por qué tú a mí? ¿Por qué yo a ti? ¿Por qué estás conmigo? ¿Qué tengo de especial? ¡Nada! ¡Solo soy una más, en mi antigua ciudad no me querían, nadie, nadie! ¡Estaba sola! Y de repente, llego a Madrid, y me encuentro con que tú, Jaime, yo a ti te gusto! ¿¡Por qué!? ¡No me lo merezco! No soy una buena persona, ¡te mereces a alguien mejor que yo! -exploté. Las cosas que me había guardado toda la noche afloraron.- He visto a otras chicas que... ¡Que son mejores! No sé, puede que sea una estupidez esto, que no me merezca nada, que seas yo la que tenga que estar agradecida por estar contigo... ¡Que lo estoy! Pero pienso que no... No tengo nada de especial. Que soy absurdamente normal. Que puedes estar con mil chicas mejores...
-¿Puedo hablar? -me callé.- Mira. te lo voy a dejar muy claro. Puede que seas absurdamente normal, puede que no seas la más guapa para muchos, hasta incluso algunos pueden pensar que eres fea, pero estos últimos deben de ir al oculista urgentemente. -sonreí.- Puede que seas algo despistada, algo... Tonta. Pero eres increíble. Eres guapísima. Eres encantadora, eres inteligente, eres sensible, eres... Tú misma, Carmen. Eres tú. Y estoy harto de las esnobs que hay por aquí. Tú no eres como las demás, es cierto. Eres mejor. Y te quiero, sí. Te quiero. TE-QUIE-RO. ¿Necesitas más pruebas?
Me emocioné. Las lágrimas me llenaron los ojos.
-Te quiero... -susurré. Me abrazó.- No quiero perderte.
-No lo harás. Estaré siempre aquí...
Nos quedamos callados, abrazados en el agradable silencio del portal. Sentía algunos coches circular por las frías calles, algunos perros aullando allá a lo lejos, algún grito de bebé, a alguna pareja haciendo algo ruidoso, a alguna ambulancia sonar. Me dio igual el tiempo, el frío y el calor, la lluvia o la niebla, no me importaron ni mis padres ni nadie, tan solo quería seguir abrazada a él.
Rompió la magia.
-Debes subir, son menos cuarto.
Suspiré. Me acompañó al ascensor. Pulsé el piso 10, y esperé. Él estaba fuera, tan guapo como siempre.
-Adiós.... te quiero mucho. -la puerta se estaba cerrando, cuando él puso la mano en medio.
-¡Espera!
Le miré interrogante.
-Dime. -le dije.
-¿Recuerdas lo que te dije de por qué tu madre se equivocaba en cuanto a creer en las películas Disney? ¿En el amor? -asentí. Sonrió y dijo:- Que las escenas románticas de esas pelis, existen. Que el amor existe. Que tú existes. ¡Hasta mañana!
La puerta se fue cerrando y me dio tiempo a gritar:
-¡Te quiero!
Oí su risa algo alta, y decir:
-¡Yo también!
Mientras subía los pisos sonreí ampliamente. Me encantaba él, estaba loca. "Es mío".
Llegué a casa y con cuidado abrí la puerta con la llave. Entré descalza y caminé despacio hasta el baño. Me miré en el espejo: tenía el pelo revuelto, los ojos brillantes, y una cara de felicidad enorme. Sonreí, y fui hasta la habitación de mis padres. Entré silenciosamente, y le di un beso a mi madre.
-Hasta mañana, mamá. -me respondió con un gruñido. Sonreí, y salí de su cuarto para ir al mío. Me quité el vestido, y me tumbé en la cama con la ropa interior. Miré al techo extasiada. "El mejor día de mi vida".
De repente mi teléfono sonó, un nuevo mensaje. Era de Jaime.
"¿Te has dado cuenta de que te has quedado mi jersey? ;)
Andaaa, ya me lo devolverás mañana, que tengo una sorpresita para ti!
Te quiero.
Jaime."
Chillé de emoción. Le respondí.
"Jajajajaj, era parte de mi plan para que tengas la obligación de volverme a visitar, así no te perderé de vista :D
Te quiero muchisimoooo :)"
Apagué el iPhone y cerré los ojos, pensando en la noche que había tenido. Cargadita, llena de cosas raras y de novedades, de líos y de amor. "Le quiero..."

10 comentarios:

  1. La espera ha merecido la pena, de veras ! :D
    Mucho ánimo, y la gente que te critica, que les den! No tienen ni idea !
    Muchisimo animoooooooooooo que escribes genial !
    Un beso!

    ResponderEliminar
  2. waw maravilloso capitulo, de verdad me a encantado!!!!!! me enganche a tu historia
    Me encanta como escribes!!
    espero q no tardes en subir el proximo, tengo muchas ganas de saber cual es la sorpresa =)
    Un besazo enorme!! ;)

    ResponderEliminar
  3. Oh dios! me encanta :)
    espero que el proximo lo subas rapido qe me deho intrigada,la sorpresa!

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Dios que emocion me ha entrado cuando he visto que habias subido nuevo capitulo.
    Como siempre me ha encantado el capitulo!
    No nos abandones mas ee? jaja

    ResponderEliminar
  6. Lo bueno se hace esperar pffffffffffff MAAAAAS ajajaj

    ResponderEliminar
  7. MASMASMASMASMAS! porrrrrrrrrfavor :) no puedo aguantar, me meto cada medio segundo haber si has escrito hahahaha! estoy totalmente adiiiiicta :D

    ResponderEliminar
  8. por favorrrr no vuelvas a desaparecer 15 meses másss! lo digo en serio, al menos avisa si vas a tardar por favor!

    ResponderEliminar
  9. DIOSSSSS CUANDO EL SIGUIENTE?! :D

    ResponderEliminar
  10. Muy bueno(: Esto es re-empezar con buen pie. Un beso.

    ResponderEliminar

C'mon! Tell me ur opinion! :)