16 jun 2010

Capítulo 23: Revelaciones

Llegué hasta una habitación enorme, llena de abrigos y bolsos (deduje que era el vestidor). Allí estaba Cata, temblando, de espaldas a la puerta.
-Cata, ¿a qué ha venido eso?-le pregunté. Me miró y vi que tenía rímel corrido, y la mandíbula en tensión.
Se dio la vuelta rápidamente y me dijo:
-No era bsussjsblos-murmuró. Lo último no lo entendí. La miré extrañada.
-¿Qué? Tía, habla más alto, que no...
-¡NO ERA GONZALO! -me gritó. Me quedé de piedra, mientras ella se puso morada después de gritar.
-¿Cómo...qué?-pregunté, confusa.-¿Qué quieres decir?
-Dios Carmencita, ¿eres idiota?-me preguntó, y su voz destilaba irritación.-El tío con el que has estado NO ERA GONZALO.
Me quedé con la boca abierta.
-¿Como coño no va a ser Gonzalo? ¡LE ACABO DE BESAR, ERA ÉL!
-Lo siento, Car. No es Gonzalo. Es su hermano, Damon. Como son iguales, cuesta distinguirlos, pero estoy segura de que era Damon.-la odié. ¡Venga ya! Eso no se lo creía nadie. Parecía el mítico guión de telenovela argentina que ponían en Antena punto Nova.
-Ya, fijo. Lo que estás es celosa, porque estás enamorada de Gonzalo.-se quedó blanca, y comenzó a temblar. "Ahí la he jodido" pensé con siniestro placer.-¿Crees que no se te notó? ¡Solo te faltó tirarte encima de él en el club, por favor! Tía, no te tenía por tan celosa.
Me miró con pena.
-Lo siento, Car, pero es cierto. No-es-Gonzalo. Es su hermano. Te ha engañado. Te estoy diciendo la verdad. A ver, ¿por qué demonios te iba a engañar? Por mucho que me doliese, eres mi prima. ¡Tu felicidad por delante! No lo jodería todo por un chico. Y si fuese mentira lo que estoy diciendo, que no lo es...,-remarcó.- Te acabarías enterando, y se descubriría mi mentira. Créeme, por favor. Te ha engañado. Era Damon.
Se me paró el corazón. Los ojos se me inundaron de lágrimas.
-Pues dile que es un hijo de perra-murmuré, y me fui corriendo. Cata me miró horrorizada por lo dura que había sido.
-¡Car! Ven, lo siento.
La ignoré, y corrí, corrí, corrí hasta desfallecer. Me rompí un tacón, y me caí en medio del pasillo. Un grupo de chicos se me quedaron mirando, pero les ignoré. Me fui a esconder al rincón más apartado de la finca, pensando en el ridículo que acababa de hacer. ¡Joder, será hijo de perra! Damon, ese maldito chico que me ha humillado, que me hizo sentir viva...Todo se desmoronó en cinco minutos. Solo tenía ganas de llorar.
Me senté en un banco de piedra, al lado de la pared. Enfrente había una fuente, y me lavé en ella la cara y las piernas. Me volví a sentar, desconsolada. Oía desde allí "Poker Face", y a gente reír, pasárselo bien."Odio a Damon. Es mentiroso, descarado, insolente atrapachicas, ¡gilipollas! Pero besa tan bien, me hizo creer en que me quería...". Sollozé. "La vida es una mierda".
De repente vi unos ojos verdes enfrente de los míos. Unos ojos compasivos, y una mano amable que me ofrecía un paquete de Kleenex.

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