5 may 2010

Capítulo 7: ¿Obsesión insana?

Cuando se fue yo seguía mirando el camino por donde se había ido. Estaba alucinada de lo guapo, simpático y agradable que era. "Ojalá lo vuelva a ver..." pensé, aún hipnotizada por esa mirada azul maravillosa. Por su sonrisa, su simpatía, su...Dios mío. ¡Estoy obsesionada!
Cata se dio cuenta de lo atontada que estaba.
-¿Guapo, eh?-me dijo, con una mirada cómplice. Me puse nerviosísima. ¡No pudo haberse dado cuenta!
-Es simpático-contesté, intentando que la voz no me temblara al pensar en él. Cata levantó una ceja. Mierda. Me tembló, por supuesto. ¿Cómo no me iba a temblar si tengo el corazón en la garganta?
-Ya. "Simpático". ¿Crees que soy tonta? He visto como le mirabas, parecía que le ibas a pedir que saliera contigo de rodillas-se echó a reír. Me puse aún más roja. ¿De verdad parecía eso?- Es coña, mujer. No parecías tan desesperada.-la fulminé con la mirada.-Se llama Gonzalo Fiornucci, y va al colegio Retamar, que es uno que está muy ligado con el Mater. Así que no te preocupes, lo verás muy a menudo. Además, soy amiga de él, y tenemos muchos amigos en común. Va a todas las fiestas, incluida la del viernes.-la miré extrañada.
-¿Fiornucci? Pues es de Orense.
-Ya, pero su padre es italiano, y su madre, de Orense. No es muy díficil, Car. Te tenía por una chica lista.-me dio un codazo, y nos reímos. Aun así, seguía con la mirada perdida. Suspiró.
-Te ha dado fuerte, ¿no?
La miré con cara de loca.
-No sé de que me hablas.
Se empezó a reír.
-Ya. Fijo. Vale, vale, no digo nada. Pero a ver si tienes suerte, es el "adolescente soltero de oro" de Madrid. Casi nadie consigue ligárselo. Es muy difícil-remarcó, mientras se marchaba a la mesa. Me quedé impresionada. Era además de perfecto, puro y duro como el cristal. ¡Me encanta!
Mientras me dirigía al baño pensé en la forma en la que me habló, esa complicidad. Ésto no te pasa todos los días, desde luego.
Al llegar al baño recordé lo que me había dicho Cata. Recapacité el significado de sus palabras. Adolescente de oro...¡Mierda! Me iba a ser imposible ligar con él. Me senté en el lavabo, alicaída. Seguro que tendría a miles de chicas que estaban por él. Chicas más guapas, más ricas y con más pecho. Más simpáticas, más interesantes, más exóticas que yo. ¿Qué podía hacer yo contra eso? ¡Todas las chicas de competencia! "Va a ser imposible", pensé con rabia. Estaba hasta los huesos enamorada de él. Era mi alma gemela. Era gallego. Era simpático, agradable y muy, muy dulce. ¡Era lo que había estado esperando desde hace meses!
Vale que solo lo conozca de hablar con él un minuto, pero al fin y al cabo existen los flechazos, no son invenciones de las películas de Disney. ¿Para qué se lo iban a inventar?
Aunque también puede ser que se lo hayan inventado para promocionar sus pelis. "Qué bonita, qué romántica..." engañando a la gente para que les encanten las películas y que piensen que ésa podría ser su vida. Malditos productores mentirosos. ¡No me extraña que en Japón se suiciden por descubrir que en lo que habían creído era una farsa. "Les voy a escribir una carta" pensé. Al darme cuenta de lo que pensaba me puse la cabeza entre mis manos. ¿Es que soy idiota? Tengo un cacao mental increíble y me pongo a pensar en niños suicidas.
Observé mi rostro en el espejo, y vi mi mirada de seriedad. Me levanté con decisión del lavabo. Ese chico tenía que ser mío. "Voy a conseguirlo, aunque sea lo último que haga".

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