1 may 2010

Capítulo 1: Retazos de un año.

Llegamos anoche a esta bulliciosa ciudad. Dani y Carlos (mis hermanos pequeños) estaban dormidos, mis padres histéricos de emoción y mi hermano Jorge...Igual de estúpido que de costumbre. No paró de mandarle mensajes a su novia, que da la casualidad que se llama igual que yo, diciéndole que ya la echaba de menos, que la quería, que hablaría con ella cuando llegara a Madrid, bla, bla, bla. Gracias a él no pude pegar ojo en todo el viaje. No son tantas horas (cinco y media o seis), pero viajábamos de noche para llegar frescos en un dia nuevo, o eso decía mi padre. Aun así no habría podido dormir, tenía demasiadas cosas en la cabeza como para dormirme. Estaba lo suficientemente ocupada pensando en lo mío para escuchar las conversaciones sin sentido de Jorge. ¡Nunca decía nada inteligente! "Cuelga tú...No, tú...Aish, como te quiero...Ya te echo de menos...Te amo mi gorda..." ¡Dios! Que cursiladas, estaba a punto de vomitar. ¿Quizás me molestase tanto su conversación por el hecho de que no tenga novio? Puede que sí. O simplemente es que mi estómago no soportaba esas tonterías.
Miré por la ventanilla del coche desanimada. Suspiré. Ya podía ver la gran ciudad, acabábamos de llegar a la comunidad. Las luces iluminaban el paisaje y podía ver las sombras que producían los faros de los coches en la autopista. Era un paisaje bonito, pero no podía parar de pensar en todo lo que había dejado atrás: mis verdaderos amigos, mis primos, mi ciudad, el mar...Tenías ganas de llorar. ¿Qué iba a ser de mí sin Paula? Este año habíamos estado más unidas que nunca, gracias a la serie de perradas que nos hicieron unas amigas (o más bien ex-amigas). Básicamente habían dicho que éramos unas ridículas y que preferían salir con gente "más guay", que por cierto, esa gente me odiaba sin motivo aparente. Vamos, pasé un invierno terrible, llorando casi todos los días, y algunas veces incluso no iba al colegio. Los únicos que me apoyaron fueron a parte de mis padres, mis mejores amigos: Paula y Javi. El apoyo de Javi era extraño, porque me escuchaba y me entendía, pero salía con ellas. Con mis ex-amigas no, con las que me odiaban. También estuvo de lío con una de ellas, Sofía, la que más me odiaba. Pero me daba igual, mientras que meapoyase, y que no se olvidara de mí...No lo hizo. Y eso fue muchísimo para mí. Además, lo dejaron a los dos meses o así.
Tan solo conocía de allí a Cata, mi prima. Y era un poco esnob. "Lo voy a pasar de cine" pensé con acritud. Ojalá no le caiga mal, ya que de pequeñas siempre se había portado mal conmigo...
Llegamos a Madrid centro y a los diez minutos ya estábamos en la entrada del piso de la calle López de Hoyos, de las mejores calles de Madrid.. Salió mi abuela a saludarnos, a pesar de la hora que era. No le presté mucha atención, ya que le di dos besos, cogí mi maleta y mi bolso y me subí al piso. El ático era grande, con mucha luz y varias habitaciones. Había estado allí mil veces, ya que íbamos todas las navidades a su casa. Escogí una habitación que daba a la calle, de paredes beiges, un amplio armario corredero, un escritorio y una mesilla de noche. No estaba nada mal.
Me saqué la camiseta y los pantalones, y observé mi reflejo en el espejo del armario, ya que las puertas no eran de madera, y eso me encantaba. Veía a una joven algo bajita, con el pelo liso (o ondulado con la humedad...lo odiaba) y castaño con mechones rubios, ojos enormes y azules grisáceos, la piel clara y las uñas pintadas de azul eléctrico. Me noté gorda. Tendría que empezar de nuevo el régimen.
Me puse un pantalón muy corto y una camiseta de la Universidad de Roma (mi hermano había ido con el colegio y tuvo el detalle de comprármela) y me metí en la cama, sin molestarme en ir a desmaquillar mi cara. "Ya lo haré mañana".
Me dormí entre el envolvente sonido de los auriculares del iPhone (me lo había dejado encendido), y pensamientos teñidos de "morriña".

3 comentarios:

  1. Hola este es mi blog, yo ya te sigo me ha encantado. ME ENCANTARIA QUE ME SIGAS!!!


    http://aboutmyfashionlife.blogspot.com/


    BESOS

    Andrea

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  2. Por supuesto, te seguiré. ¿Alguna sugerencia? :)

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  3. Puedes estar rodeado de gente, y sentirte sólo.
    Puedes gritar, pero tu voz se ahoga.
    Puedes intentar liberarte, y seguir siendo preso.
    La soledad te consume y te ennegrece.
    Es un sentimiento que arraiga bien dentro,
    y te colapsa, haciéndote sentir que nadie te llegará a querer.
    Sólo no puedes arrancar las cadenas que te asfixian,
    necesitas a ella, necesitas esa pequeña semilla de esperanza
    que logre paliar ese sentimiento, que dé luz a esa oscuridad.
    Que dé vida a ese cuerpo y que no te haga temer del futuro.
    Lo que viene es desconocido e inesperado. Pero mejor pasarlo
    con alguien a tu lado. Y ese alguien, ese alguien, eres tú.

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