7 may 2010

Capítulo 8: Interrogatorio poco convencional

La comida transcurrió lentamente, y sin novedad. Hablaron los adultos de todo lo que habían echo durante este tiempo, que cómo se habían echado de menos, de que Pepa estaba enrollada con Pepo, que Tati se separó de Pepito... y mis primas me hicieron un interrogatorio algo...extraño, en la mesa. Los mellizos jugaban a algo similar al escondite con mis primos pequeños, Julián, Tadeo, la pequeña Bea e Isabel.
-A ver, Carmenchu, ¿con cuántos te has liado en tu vida?-me preguntó mi prima Marta, con ojos interesados. Me puse a pensar, algo molesta. Prácticamente me los acabo de encontrar desde hace...cinco años o así, y ya me preguntan con cuántos me he liado. No es algo que se pregunte a los cinco minutos de reencontrarse, pero Marta era así. Descarada, pero muy simpática.
-Ehhh...con cinco, creo. A ver: Julio, Marcos...Javi el catalán, Jaime y...Pablo, Sí, cinco.-asentí. No eran muchos, pero era la cifra perfecta. No parecía una friki ni una ramera. Me quedé callada para ver la reacción general. Jorge se reía (me da igual, sinceramente), Coral y las mayores estaban complacidas, y Cata...se reía también. Aunque creo que intantaba ocultar u nerviosismo impropio de su personalidad loca e imprevisible.
-Bueno, no está mal-me contestó, riendo.-¿Y tú, Cata? Aparte del pringado de Sebastián Martos, claro.-carcajada general, menos mi hermano y yo, que no comprendíamos la broma; y de Cata. Me parece que no le causó gracia alguna.
Puso cara de pocos amigos.
-Ja, ja, ja. Qué graciosa. Sí, me lié con él, pero era joven y alocada-frunció el ceño. Marta se volvió a reír.
-Ya. Joven y alocada. Fue el año pasado, cielo.
-Pues eso-gruñó enfurruñada.- Pues aparte de Martos con tres, hermanita, ya lo sabes. Seán, Jack en Boston y con Salvador en Marbella. ¿Y tú, Jorge?
-Siete. Elena, Claudia, Sofía, Rocío, Brooke, Paula y mi actual novia, Carmen. ¿Y tú, Tere?
Teresa era otra de mis primas, hija de la hermana de mi madre. Tiene diecisiete años. Morena, de piel oscura, ojos verdes. Guapísima.
-Con tantos que ni me acuerdo.-rió. De repente me miró.- ¿Te gusta alguien ahora?-me preguntó. Me quedé pilladísima. ¿Cómo le iba a decir que estaba enamorada de un chico un año mayor que yo, que era guapísimo, simpatiquísimo, encantador, detallista...? En un mes o así nos habíamos echo amigos. Pero creo que estoy enamorada. Pero ahora vivo en Madrid y él sigue en Pontevedra. Así que era imposible. Y si le sumas que no tenía ni idea de lo que sentía por él...Peor.
Menos mal que llegaron los padres de Cata y Marta, y dijeron que nos teníamos que ir. No estaba de humor para contar mis. Cuando volvíamos hacia donde habíamos dejado los coches, Cata se dirigió hacia mí, con una sonrisa en la cara.
-Tengo uniformes de sobra, si quieres te presto uno para que lo lleves pasado mañana. Además vienen unas amigas a casa del cole, y así las vas conociendo. ¿Te parece?-me preguntó, e hizo un gesto de súplica para que no me pudiese negar. Mierda, ahora estaba indirectamente obligada a ir. Mi madre contestó por mí. Parecía encantada de que fuera con ella.
-¡Perfecto! ¿A las seis te la bajo hasta allí, Marta?
-A la hora que queráis, estaré allí toda la tarde.-dijo mi tía, sonriéndome.-Te lo vas a pasar genial.
-Perfecto, te la llevaré entonces. Adiós a todos.-dijo mi padre, mientras nos subíamos todos al coche. Arrancamos, y mi madre me dijo:
-Que bien, ¿no, Carmenchu?
-Sí, genial-dije con poca convicción. Cata era muy maja, pero a ver como eran sus amigas. Probablemente sean unas cínicas. Falsas, compradoras compulsivas, mentirosas. ¿Lo sabía en realidad? No. Pero es el prototipo que tenía sobre las esnobs de Madrid. "Espero que todo vaya bien, y que no me tomen mucho el pelo. A ver si les caigo bien".

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